martes, 24 de marzo de 2009

La verdad... Myriam era presa de algo increíble


(...)Al abrir los ojos Myriam se percató que la voz se había ido e intento zafarse, una vez mas. Lo único que lograba era dañarse las manos pues al hacer fuerza la soga que ataba sus muñecas cortaba lentamente su piel.

Pasó así horas y horas... el sonido de su estómago hambriento era el único que se escuchaba gruñir. 

En casa, su abuelo tenía esperanzas de que Myriam viviera; aunque había encontrado su habitación llena de sangre, él sabía muy bien que si esa bestia se la había llevado, aún la mantendría viva hasta la medianoche.

El abuelo era el que más sabía de estas historias pueblerinas, de estos relatos fantasiosos pues las había contado durante años... pero nunca había vivido algo tan real y tan cercano. El abuelo sabía que la bestia existía, pero jamás se imaginó que se llevaría a su queridísima nieta, Myriam.

Los hombres mas jóvenes y robustos de la ciudad empezaron a peinar el pueblo en búsqueda de Myriam, sin encontrar rastro alguno.

El abuelo, luego de agotar todas las hipótesis de supuestos  secuestradores y locos asesinos en serie reunió al pueblo y les contó lo que él pensaba que había sucedido realmente. El pueblo se horrorizó y obviamente hubo mucha gente que no le creyó. 

El abuelo pidió que porfavor se prendieran velas moradas en las ventanas de todas las casas; y así con un grupo de aguerridos hombres, salió en búsqueda de su nieta adentrándose en el bosque... (continuará)


viernes, 13 de marzo de 2009

Myriam estaba marcada (3)


(...) y recordó: 

"...al secuestrar a sus víctimas las ata de pies y manos, las lleva al bosque; les hace una incisión en el vientre para marcarlas y, mientras corta levemente su piel y emana la sangre púrpura, lame desesperado un poco de aquél líquido. Cuando la persona está marcada ya no hay nada que se pueda hacer, solo rezar para que la bestia sea rápida y para que no exista tanto dolor en esa cruel agonía. Morir así es lo peor que le puede ocurrir a alguien..."

Era eso... ella ya había sido marcada, era por eso que sentía aquél dolor en el vientre; la piel le ardía y le picaba a la vez y la sangre se había secado entre la bata y su piel haciendo que ésta se pegara a su cuerpo y causándole una sensación horrible. Quizo sentarse, quizo ver la marca dolorosa de su vientre, quizo despegarse la ropa de la piel para que la herida respirara... para que ya no le doliera más, para sentirse mejor pero no pudo porque las ataduras de manos y pies no la dejaban.
 
La angustia la recorrió entera y las lágrimas cayeron de sus ojos al pensar en lo que venía. Nadie sabía que ella estaba allí, probablemente la buscarían por otros lugares pero nunca en una parte tan alejada... nunca la buscarían dentro de ese bosque espeso. 

Pensó en las historias de su abuelo e intento recordarlas todas intentando estudiar la manera de salir de allí... todo parecía tan fantasioso y tan real en ese momento. 

"...bebe su sangre hasta que no queda nada, les quita toda la esencia; los absorve mientras ellos gritan de dolor sintiendo como las venas se retraen, como la piel pierde pigment. El corazón late cada vez con menos fuerza y esos minutos de agonía se hacen interminables. Él para de beber cuando su víctima está apunto de morir. Le encanta ver a su víctima luchando por el último hilo de vida. Un trago mas de sangre y nada más. Pero él prefiere observar..."

El cielo estaba totalmente claro. Podría haber sido un hermoso día, un día normal desayunando al lado de su abuelo pero ahora estaba atrapada en medio de un cuento de terror, de un relato, de una leyenda que había escuchado y a la que no le tomó la más mínima importancia. 

Mientras se debatía el hecho de aceptar que éste solo era el principio del fin escuchó un sonido gutural muy ronco como si lo emitiera una especie de animal que andaba cerca y el sonido a pasto quebrándose por pisadas la hizo poner cada vez mas nerviosa.

Un voz susurrante que salía de entre los arbustos le dijo: "Fuiste elegida, no hay nada más que puedas hacer". Myriam tembló de pánico y cerró los ojos con fuerza. Intento no moverse, como si con ello hubiese podido alejar esa voz. Las lágrimas caían sin que ella pudiese hacer nada para evitarlo. Ella ya estaba marcada. Sentía su muerte cerca, respiraba su propio final. 

Miryam se puso a rezar(...) 

(continuará)

miércoles, 11 de marzo de 2009

Myriam despertó (2)


...Myriam abrió los ojos en medio de la nada y creyó que todo era una tonta pesadilla. 
Esperó por unos segundos para "despertar realmente" pero mientras más pasaba el tiempo, más se daba cuenta de que nada de eso era un sueño, todo era realidad.

Las manos se le comenzarona a acalambrar pero no pudo moverse porque estaba sobre el césped atada de manos y pies. 

Alzó la mirada y se dió cuenta que el cielo cada vez se aclaraba más. Sintió una punzada en el vientre y automáticamente se observó a sí misma intentando buscar la explicación al agudo dolor. 

Al repasarse con la mirada se dió cuenta de que aún seguía con la bata que se había puesto la noche anterior para irse a dormir, y que ahora era irreconocible; estaba llena de sangre.

Un escalofrío recorrío su cuerpo y recordó una de las historias que su abuelo había contado la anterior noche y se lamentó por no haber creído...